El silencio de su boca me hacía callar.
Las lágrimas que le caían me llevaban a rodearlo con mis brazos.
Fuerte, bien fuerte lo abrazaba. Para que todas esas lágrimas salieran. Y no volvieran más.
Rodaban y caían.
Y cuando el silencio ponía stop, la piel se me ponía de gallina.
Las imágenes eran dolorosas. Para mí y para él.
Y el sabor salado de su boca me consolaba.
Cerraba nuestra herida.
El sol nos pegaba en la cara. De lleno.
Como una piña en medio de la nariz.
Pero yo no lo soltaba.
Ya nunca más lo iba a soltar.
7 comentarios:
Aunque me hizo sentir algo incómodo, me pareció hermoso.
Ni me peleo ni me reconcilio con esa parte de la historia. Está, como están las cosas que ya pasaron.
Te amo
PD: Me da pena que hayas escrito algo así, tan rápido despues de tu ultimo post, que me habia gustado mucho. ¡Ahora nadie va a leer el anterior!
All you need is love.
Saluditos.
Pd de la PD:
Siempre me gustó esa foto que tenés en el perfil. El sol, tu niñez...es muy bonita.
Besos
JP
El triste diciembre se transformó en un lindo relato. Me gustó el blog, seguiré pasando.
Saludoss
Es triste pero tan inmenso que me asfixia, pero una asfixia bella, poder llorar en otros brazos, sumamente asfixiante pero reconfortante. Lindas líneas Sunshine, y coincido con la foto, una ternura.
Hermoso texto sunshine, es muy descriptivo, me gusto mucho y por momentos me senti en ambos lado, en el que llora y espera que lo abracen aunque el dolor sea peor, y en el del que abraza sabiendo que es un agridulce, pero que le hace bien a ambos, me encanto.
Besos totales, lindo blog el tuyo
A la pucha, una faceta desconocida de vos, pero mas que encantadora.
Como vos, sin saber de tu blog, encuentro y decido volver mas seguido a ver que sucede!
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