jueves, 16 de octubre de 2008

Pausa

De vez en cuando se las toma...
Un poco de aire fresco y acentos raros le vienen bien

Mientras tanto, la taza de café espera,
con la cucharita pegoteada de azúcar
y la aureola del jarrito en la mesa.
El puré sin pisar se enfría sin apuros.
El ritual del abrazo queda en standby.

Subo la escalera y espero que me sorprenda,
pero los días todavía no pasaron.
Ocupo su lugar con suricatas y tigres,
con la narrativa diaria.
Después limpio la tacita y piso el puré.
Su voz me hace eco en cada palabra.

No pasa nada, me digo...
Los abrazos pueden esperar
hasta la hora en que su avión vuelva a aterrizar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola! Me gusto mucho lo de las cucharitas usadas descansando en el banquito. Se pegotean con el azucar, es medio asqueroso, pero es nuestra cotidaneidad, y me encanta la poesia cotidiana, como esta, en la que me resuena algo de Jorge Drexler.
Lo del pure es igualmente bueno, siempre me toca a mi el pisar las papas, sabes que yo estoy "en la comision del pure".
Segui escribiendo, que mientras pueda, seguire leyendo.

malena dijo...

Que bueno que es saber que el avión volverá aterrizar :)
Lindo relato de una pausa, espero que la puedas saborear, como al puré.