jueves, 27 de diciembre de 2007

Equilibrio

Caminando pacientemente por una callecita de Buenos Aires, va la niña con su bolsa de comida.
“mmmmm… manzana, pancitos y pepas” piensa la gordinflona
Mira y recontra mira la bolsita de plástico blanco.
El celular, más delgadito que ella, suena con un pitido.
Lo mira, se ríe y se dispone a contestar.

Los pies se mueven y pero los ojos no se despegan de la pantalla
Izquierdo,
Derecho,
Izquierdo
delante,
Derecho
atrás,
Derecho, izquierdo, izquierdo, izquierdo, derecho retuerce,
PAFFFFF!!!!

En un segundo de cámara lenta salen volando por los aires:
panes x 6, unas cuantas pepas, y un celular que se desarma en varias partes.
En un esfuerzo intenta levantarse pero el brazo le duele mucho.
Y no es del golpe, es de vergüenza!!!
Sniff, sniff! “Otra vez me rompí el alma contra el suelo!”
Una mano de un chico, las viejas chusmas de Palermo que salen a ver a la “accidentada”, y el clásico consejo del alarmista: “llamemos al SAME!!”
Ahhh! Y no falta el todopoderoso médico

Con toda la cara colorada, las mejillas con gotitas de sudor y las manos raspadas de la torpeza, se levanta.
Mira a los extraños.
Se pone más colorada.
Agradece la ayuda y huye como buena cagona.

Camina con el brazo como en cabestrillo.
Al llegar a lo de Jime, con cara de puchero les pide a sus amigos:
“Un hielo!! Soy muy torpe!!”

miércoles, 12 de diciembre de 2007

En Villa Celina

Salía al balcón con su joggineta. Con el mate cocido en mano y la silla-cuasi-reposera esperándolo para retozar.
Me sacaba a pasear. Solo en su casa yo tenía un triciclo, y amaba muy fuertemente pasar el fin de semana con él, y también con ella. Las comidas hechas por su esposa eran las más ricas. Todas especialmente para Sole.
Cuando iba a su casa me esperaba el banquito naranja de Twitty. Sentada allí me contaba cosas. Jugaba conmigo, o simplemente me decía algunas groserías que me hacían reir.
Todavía me acuerdo cuando Perri me mordió. Fue en el dedo. Yo veía en mi mano un cráter, y en realidad era una lastimadura del tamaño de un granito de arena. Me puso colonia (porque tenía alcohol) y me desinfectó. Obviamente que algunas lagrimitas se escurrieron.
Lo que más me gustaba era despertarme en el living y ver que estaba desayunando en la cocina.

Estaban los dos, mi abuela y mi abuelo, “Chichí” y “El abuelo” como les decía yo. Escuchaban unos tangos, tomaban unos mates y mi abuelo le decía Minnie, y la abrazaba, y le daba un beso en el cachete.
Extraño esos momentos. En que casi desde el suelo observaba lo que es el amor más allá de las canas, de los años, de los hijos, más allá de todo.
Extraño sus puteadas contra el auto, su vinito en jarra en la mesa, su panza de abuelo, sus risas. Sobretodo sus risas.

Pero lo que más me duele hoy es irme de la que una vez fue su casa. Mirar al balcón y que no haya dos. Que la manito que me saluda sea la de mi abuela, y que le falte su compañera.
Lo que una vez se quiso nunca se olvida… por eso hoy me acuerdo de vos y siento como si aún me hicieras gestos desde aquel balcón.

Por esos días.

Salú

jueves, 6 de diciembre de 2007

Sometimes

Si tuviera tan solo un segundo para hablar y decir lo que se siente.
Perder todo en manos de nadie.
Todo en manos de mi espejo.
Mirarse y sentir que no se puede
(o a veces no se quiere)
Vaciar cada segundo lleno de vida en un sin sentido.
Golpear con fuerza barreras invisibles que nadie ve.
Golpearse la cabeza una y otra vez.

Si pudiera decir la impotencia que siento frente a todo.
Mi vida,
la de él,
la de los otros.
No poder hacer nada que mejore lo que hay.

Y sin embargo…
Después de esos silencios…


Un grito de lejos.








Y de golpe pienso que algunas cosas pueden suceder…