viernes, 11 de diciembre de 2009

Sujeto cuerpo propio

El cuerpo encuentra siempre mil formas para decir basta. Olvidos. Flojera de piernas. Dolor en el pecho.
Es que el cuerpo tiene su propio lenguaje, su propia memoria. Si huelo Heno de Pravia pienso en mi abuela. Las mentitas me hacen acordar a los primeros años de la facultad. La lista de coincidencias entre el cuerpo y los recuerdos es interminable.
Y el cuerpo así como se prepara para el amor, late con fuerza y hace brillar cada parte del cuerpo, también prepara para el ataque. Un ataque del cual no tiene memoria. Es solo instinto. Nunca lo enfrentaron verdaderamente, pero la memoria le dice que sí, que ésta vez se viene. Y vuelta otra vez a acomodarse, acurrucarse para saltar a la yugular o salir corriendo si no hay tiempo.
A veces mi cuerpo me dice basta, y no sé si hacerle caso. No sé si creerle o decirle que es un embustero. Pero resulta que el cuerpo pocas veces me llevó por malos caminos. Sin embargo, mi cabeza… puff ya no sabe dónde situarse ni qué carajo es lo que quiere.

jueves, 22 de octubre de 2009

Explode

La lucha entre confrontar y permanecer pasivo, es una lucha política. Una lucha política que traspasa las barreras de la militancia, o las arenas propias de los partidos. Una lucha cotidiana de acciones e inacción que se juega desde un principio, en el saludo.
Contestar o permanecer callado son ejes enfrentados, que deberían permanecer en un equilibrio. Ni pelear todo el tiempo, ni siempre hacer que no se escucha.
Pero resulta que a veces la mejor manera, y el camino más rápido de escape es la elección de la sordera. Una elección neutra, y por ello tonta. Porque la neutralidad dura lo que un suspiro. Porque dentro de la cabeza todo eso que tenemos para decir se repite en continuo, como una película en la que fantaseamos que algo nos haga saltar la chaveta y ése versito de Cortázar se haga carne.
Explotar y callarle la boca a los demás. Que nuestra voz siempre quieta, siempre refugiada en la garganta, choque contra oídos ajenos.
Pero entonces eso sería el acabose. La guerra. Trincheras y ataques. Quitarle el disfraz de abuelita al lobo y descubrirnos como somos. Nada de eterna paciencia, de comprensión. Nos volveríamos personas con derecho a llevarse mal y nos daríamos cuenta que no todo se termina. Seríamos sinceros, hasta con nosotros mismos.

Y claramente ése es el problema. Mua.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Movidos


Viajamos escondidos en cascarones de pollito, y estiramos las manos rompiendo la dura cáscara mineral.
Abrimos los ojos y encontramos un mundo lleno de nuevas hojas, de paredes blancas relucientes. Paredes listas para recibir nuestro color, para sentir nuestra respiración y el temblor de nuestros latidos.
Nacemos a nuevas y viejas esperanzas, a miles de sucesos que desconocemos y que no vamos a saber enfrentar.
Pero estamos juntos, y plantamos los pies, nos ubicamos y salimos a patear la calle, a entrar por una puerta y a llamarla nuestra.

“Es el fin de una era”, escuché por ahí.

Pero comienza una nueva, le agrego yo

lunes, 20 de julio de 2009

Cuando tu boca canta, mi corazón se alborota


Edith está parada en una silla, para poder verlo más a su altura. Mientras lo mira moverse en cámara lenta, festejando con los puños en alto, ella se deshace por la garganta, con sonidos de placer y de dolor, con un sonido propio del desgarro de cantarle al amor encontrado.
Así como le canta, siente en la piel a Marcel como si fuera el primero. Como si no la hubieran criado prostitutas, ni hubiera vivido como clochard en París… tal vez igual que aquella que aparece en ése falso final de Rayuela.
Edith no parece pequeña, porque su voz la transporta del dolor al orgasmo, en un crecimiento in crescendo. Su voz es el vivo retrato de lo que es ella. Una mujer abrazada a la vida, abrazada al sexo, sin miedo de encontrarse con el dolor físico, pero con un dolor enorme frente al abandono humano.

Y resulta que Elena Roger se convirtió anoche en ésa desfachatada y casi arrabalera Edith Piaf. Grosera, femenina y masculina a la vez, pero sobretodo una figura del desamparo y de la pasión. Una imagen de la pasión por el escenario, por la música, por éso inexplicable que hace al ser humano. Edith y Elena hermanadas en la actuación. Hermanadas en la escena, en lo intenso, en la locura y frente a todo hermanadas en el aplauso del público, que aunque le arden las manos, no se cansa de alabarlas.


"Piaf,
Madame Piaf,
hacé nido en mi garganta
gorrión de París"
El Cronista


Éstas son algunas impresiones que nos dejó ir al Teatro LIceo a ver la obra de teatro "Piaf"

miércoles, 1 de julio de 2009

De elecciones familiares

En mi casa la política ha tenido siempre un lugar particular. Mi viejo es de derecha, nacionalista. Mi vieja es híper católica, y quien me niegue que la religión tiene mucho de político, de ideológico, va a tener que replantearse muchas cosas en la vida.
Por muchos años creo no haber escuchado discusiones políticas en casa, pero sinceramente creo que tiene que ver con que era muy pequeña como para recordar alguna de ésas discusiones. Seguro mientras sucedían yo andaba tirándole del pelo a mi hermana o descabezando alguna Barbie.
En algún momento en que los peronistas comían pizza y brindaban con champagne, con mis hermanos hicimos noticieros radiales sobre las elecciones. Leíamos sin entender una palabra lo que decían los diarios. Quiénes se postulaban para las elecciones del 95, de dónde salían y qué proponían.
Cuando fui más grande para comprender que en la política había posiciones diferentes de ver el mundo, que existían partidos y modelos de país contrapuestos, mi viejo a su vez empezó a escribir un libro. Uno que habla sobre ideologías y sobre historias que marcaron a fuego nuestro país. En ésos tiempos mi viejo era lo más grande para mí. Admiraba profundamente su esfuerzo, hoy aún lo sigo haciendo, y aplicaba a todo lo que él pensaba. Él se convirtió durante muchos años en mi modelo para mirar la política, para analizarla. Creo que en ésa época él era un poco más flexible con algunas cosas, no se enojaba tanto y reflexionaba más sobre su posición política. Sin embargo supongo que los años no vienen solos, y cuando vio que no pasaba nada de lo que esperaba que suceda en nuestro país, la desazón le ganó a la fuerza para invertir el panorama y se volvió muy cabeza dura y sobre todo rezongón.
Hoy ya no escucho los mismos argumentos que con mi viejo. He escuchado de muchas bocas, muchas cosas diferentes. Me han bombardeado con discursos políticos, ideológicos, y yo fui formando una mezcla entre lo que mamé en mi casa y lo que fui escuchando en la vida, en la facu, en mis elecciones de lectura. No sé si estar orgullosa o no de lo que pienso, pero realmente es mi manera de ver la vida, que inevitablemente está atravesada por la política, nos guste o no. Nos rompa las pelotas o nos chupe un huevo.
A mi me jode terriblemente sentir que hoy no puedo hablar de política con mi viejo como antes lo hacía, solo porque muchas cosas han cambiado en mi cabecita, y ya no soy un espejo de él. Sin embargo, cuando éste domingo me pude sentar con mi hermano, y charlar sobre las elecciones, sobre proyectos, sobre qué queremos del mundo, sobre las opiniones de nuestros papás, creo sinceramente que detrás de tanta testarudez nacionalista, mi viejo hizo algo bueno. Muy bueno.
Porque con todas las diferencias que me separan de los demás, yo logré interesarme por lo que pasa en los recintos de Gobierno, por lo que pasa detrás de la burocracia, por todo lo que hay detrás de las intenciones de algunos que se postulan de amarillo o de rojo. Y porque todo eso es consecuencia de mis papás, piense o no igual que ellos. Se los pueda decir o no.
Y por eso es que hoy me indigno y me deprimo al ver ciertos resultados. Al escuchar como los medios hablan de ciertas cosas. Al ver como recortan y leen como se les canta, la realidad de un país que cada vez pareciera dividirse y desarmarse más frente a los peores buitres que ya lo atacaron.
Y por eso hoy pienso en hacer algo, en mover las ideas, en renovarlas. Porque mis viejos no fueron indiferentes frente a lo cotidiano, porque intentan pensar más allá de las imágenes vacías que nos llegan. Porque, para problema de ellos, me enseñaron a pelearles cada charla, y a creer que cuando de política se trata no todo lo que brilla es oro.

jueves, 4 de junio de 2009

La previa

Si me siento a escuchar cada cosa que dicen, seguro me desilusiono. En el laburo todo es un va-viene constante. No dicen nada nuevo, ni nada viejo. Y repiten con fuerza palabras que no me generan nada.
Yo ando esperando encontrar una palabra suelta entre tanto argumento numérico, entre tanto nombre importado y siglas que no entiendo.
Tengo cosas en la cabeza, pero ninguna me parece relevante. Me escucho hablando hace unos días. Esperanzándome con algunas charlas, pero no puedo encontrar un punto de unión para todo.
Entonces me pongo más en silencio. Y escucho y pienso que todos dicen boludeces. Que nadie ayuda a ordenarme la cabeza. Y que todos, seguro que todos exageran lo que les pasa igual que yo.

jueves, 28 de mayo de 2009

Chan Chan


Hubo un momento en que mi eje se descentró. Alinear mi cabeza costó un poco más de lo que pensé.
No sabía pisar en aquel suelo, ni tenía idea como entonar la voz en aquel paisaje.
Llegar a Buenos Aires me trajo devuelta al frío inesperado, a los brazos de mi vieja que tanto me ubican. A las risas y guiños cómplices con mis hermanos. A la charla diferente con mi papá.

Mis pies, todavía porteños, se asentaron devuelta, respiraron con tranquilidad y se acomodaron a las sólidas veredas del microcentro.
Mientras tanto mis manos se niegan a tocar el teclado. Sienten la arena. Huelen un pedacito de ananá, o una rodajita de banana frita.
Mis oídos no dejan de escuchar ésa música que me hizo saltar tímidas lágrimas, que me dieron ganas de hacerme esconder en tu remera. Escuchan a Chan Chan todo el tiempo, y se acompañan en un paso corto con mis labios que balbucean todo el tiempo tonadas que no me pertenecen, pero que hoy son más mías que de los cubanos.

Nostalgia de eso que nunca tuve… que solo pedí prestado.

lunes, 2 de marzo de 2009

Media estadía


Pum pum me hacía detrás del vidrio.
Pum que bajara la ventanilla
Bang ya la había bajado.

La borrachera lo tenía a mal traer, y para no contrariarlo simulamos que nos mataba.
Un poco más calmado balbuceó cosas que no entendí. Igual me bajé del auto imaginando que soplaba el tubito de alcoholemia.

Pum pum Seguro lo multaban si manejaba.
Bang bang se desplomó en el escritorio que hacía las veces de mostrador.

Puff… el olor a garage.

Nosotros nos fuimos. La puerta quedó entreabierta y por el resquicio, se metió la desgracia. Una que hablaba con acento porteño, con acento de barrio. Con olor a miedo.

Escuchó un ruido y se despertó.

- Qué pasa?

Lo sorprendió una cara desconocida y sin auto por estacionar.


Bang bang estás liquidado

viernes, 30 de enero de 2009

Mis similitudes con Felipe



Ayer aprendí una nueva palabra:


PROCRASTINACION


Según parece yo soy una (quelargo) procrastinadora...

Suena complicado... suena terrible... hasta enfermo...


pero no lo es tanto... A causa de ello parece que estoy enemistada con un refrán popular que habla de algo de dejar para mañana... no quiero recordarlo ja!


Lo único bueno de ser así es que mi procrastinación ha logrado que me salgan unas galletitas estilo pepas de membrillo para chuparse los dedos...


Dios bendiga el psicoanálisis!